Corrían los años 80, y empezaban a soplar vientos de cambio en la industria automovilística, y más concretamente, en el nicho de los deportivos. Aunque Ferrari seguía gozando de una reputación y ventas excelentes, la presentación del Nissan MID 4 Concept en el Salón de Frankfurt de 1985 puso los pelos de punta a los italianos. Parecía un Ferrari… y tenía tracción integral. Los Audi de tracción total ganaban rallyes sin parar. Ferrari tenía que hacer algo al respecto. Ese “algo” fue bautizado como 408 4RM, y no fue un “algo” exitoso.
Sólo dos unidades del Ferrari 408 4RM fueron producidas, y una de ellas se encuentra expuesta en la Galleria Ferrari.
A pesar de que la FIA nunca se decantó por vehículos de tracción total sobre el asfalto, a principios de los 80 en Ferrari creían que así sería. Y estaban preparados para su eventual llegada, hasta el punto de que un equipo de especialistas liderado por Mauro Forghieri – ingeniero jefe del equipo de F1 – comenzaron investigaciones en dicha dirección. La FIA nunca aceptó la tracción total, y estas investigaciones, estos talentos, pasaron a desarrollar ideas de futuro para los vehículos de carretera de la marca italiana.
Así nacía Ferrari Engineering, que cedía sus talentos al mejor postor, desarrollando soluciones de ingeniería innovadoras. Y como ingeniería “de casa”, fueron los encargados de desarrollar el primer Ferrari con tracción integral. Se llamaba 408 4RM, donde 4RM es el acrónimo de “4 Ruote Motrici”, cuatro ruedas motrices. 408 hace referencia a su motor, un V8 de cuatro litros, derivado del V6 montado en el Ferrari 328. Este motor de 300 CV de potencia estaba instalado longitudinalmente, en posición central trasera.
Ambas unidades compartían un sistema de tracción total permanente, conectado a una caja de cambios manual de 5 relaciones.
Aunque Ferrari ha producido