Vivimos en un mundo de usar y tirar. Nos compramos un teléfono móvil cada año. Nos compramos un coche nuevo y enviamos el viejo a achatarrar. La obsolescencia programada es la esencia del consumismo de las sociedades avanzadas. Y es por eso que el hecho de que podamos decir que un coche, de verdad, es para toda la vida, lejos de resultarnos natural, podría incluso sorprendernos. Estos días conocía gracias a Menéame que el 70% de las Harley-Davidson fabricadas a lo largo de más de cien años aún siguen vivas (Bloomberg). Y esa es la razón por la cual queríamos recordar que dos de cada tres Porsche jamás fabricados aún siguen vivos.
La gran mayoría de los Porsche 911 fabricados entre 1964 y 1989, tres de cada cuatro, siguen vivos.
El cliché de que un Porsche es para toda la vida queda confirmado. Según Porsche, un total de 150.000 unidades de los Porsche 911 producidos entre 1964 y 1989 aún siguen en la carretera. Hablamos de tres cuartas partes de los más de 200.000 Porsche 911 fabricados en aquellos años. También es cierto que el hecho de comercializar vehículos pasionales, y deportivos, ha influido para que una marca como Porsche goce de esas cifras, y la mayoría de sus vehículos aún sigan en circulación.
Pero tampoco debemos olvidarnos de que la cobertura y el soporte que ofrece una marca resulta crucial para preservar su legado. Como en la sociedad, la calidad de una marca también se puede analizar por el respeto que esta demuestre a sus mayores.
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Actualmente Porsche ofrece soporte y repuestos para todos sus clásicos, con especial énfasis en los air-cooled. La marca goza de un stock de más de 35.000 piezas. La marca de Stuttgart cuenta incluso con un departamento específico, Porsche Classic, dedicado a la