Después de la tormenta siempre llega la calma, aunque para el caso Dieselgate parece seguir lloviendo incluso ir a más con el paso de los meses. Tras destaparse este escándalo a finales de septiembre, con el que Volkswagen perdía toda su credibilidad de un plumazo, varios directivos se vieron obligados a dimitir, incluyendo al que era presidente de la compañía en se momento, Martin Winterkorn. Varias semanas después el grupo anuncia que el director del departamento de Control de Calidad, Frank Tuch, quien informaba directamente al presidente, dimite de su puesto.
Tuch se incorporó a este puesto allá por 2010. Desde entonces ha dirigido este departamento, un grupo de trabajadores que por momento dejan de tener jefe hasta la llegada del sustituto de Tuch. Resultaba paradójico que con el nombre que tiene este departamento, su director no hubiera dimitido aún, teniendo en cuenta que el escándalo Dieselgate destapaba que los motores de Volkswagen no funcionaban correctamente, al no cumplir la normativa antiemisiones vigente. Según la misma compañía, como consejero, Tuch seguirá prestando asesoramiento a la marca a pesar de su dimisión.
A partir del 15 de febrero comenzará a trabajar el sustituto de Frank Tuch, Hans-Joachim Rothenpieler, quien actualmente es miembro del Consejo para el Desarrollo Técnico de la marca en su división de vehículos comerciales. Rothenpieler vuelve al departamento que dirigió entre 2007 y 2010 cuando fue sustituido por Tuch. Desde este puesto informará al nuevo presidente de Volkswagen, Matthias Müller, trabajando para intentar devolver la credibilidad de la que disfrutaba la marca hasta que saltara este caso a la opinión pública.
Frank Tuch a sus 48 años se despide de este cargo y, según declaraciones del mismo, tomará nuevas responsabilidades en otros lugares. Antes de ser nombrado director de control de calidad para la marca alemana, había trabajado en otras firmas como DaimlerChrysler o Porsche en las que también se ocupó