Europa, y la industria del automóvil, se ha vuelto loca con las emisiones de CO2. No es para menos, salvo algún que otro escéptico, la comunidad científica está convencida de que se está produciendo un cambio climático en nuestro planeta, y que los gases de efecto invernadero emitidos por nuestra actividad son los principales culpables. Por un momento vamos a obviar que existen contaminantes muy dañinos, y hasta hace poco prácticamente ignorados, como el NOx. Hemos necesitado un escándalo de proporciones épicas, y restricciones de tráfico en capitales europeas como París y madrid, para preocuparnos por ello. Pero hoy vamos a hablaros de emisiones de CO2, y de los fabricantes que más contribuyen al efecto invernadero, y los que menos, por supuesto.
La Unión Europea quiere que las emisiones medias de los turismos comercializados en territorio común a partir de 2020 no superen los 95 g/km de CO2.
Antes de seguir vamos a hacer una segunda precisión. Lo importante para un fabricante no es que, en su conjunto, todos los coches que fabrique contaminen más que los producidos por otro fabricante. En lo cual influiría, en gran medida, el volumen de ventas. Lo importante, a tenor de los límites que imponen las normativas europeas, y las sanciones previstas para aquellos que los superen, está en que la media de turismos producidos y vendidos esté dentro de unas cifras sostenibles.
La Unión Europea tiene el objetivo de que para 2020 las emisiones medias de CO2 – según homologación – de los vehículos comercializados en los países del territorio común sean inferiores a 95 g/km. Eso quiere decir que, ni tan siquiera el fabricante con unas emisiones más bajas actualmente, Peugeot, cumpliría actualmente con el objetivo. Si bien es cierto que aún hay varios años para alcanzarlo.
Los fabricantes que venden, en proporción, coches más pequeños,