A Day in The Life, es un corto que Red Bull Japan acaba de publicar hace apenas unas horas. Y podría resumirse en la definición de felicidad. Un corte de manga a todos esos coleccionistas que convierten a sus superdeportivos en reinas de garaje e instrumentos de inversión financiera, dejando que sus neumáticos y su aceite se pudran por no rodar. Un Ferrari F40 feliz, que se aventura fuera del asfalto, aterrorizando a los esquiadores del Ryuoo Ski Resort, calzado con enormes cadenas en sus rodillos traseros y neumáticos de clavos. Oh. Sí.
Fantásticos faros amarillos de competición, y una tienda de campaña montada sobre su techo. No te lo creerás hasta que lo veas.
Este Ferrari F40 pertenece a Takeshi Kimura, un adinerado aficionado a los superdeportivos y estilo de vida “de rico”. Alguien que al menos sabe conducir, y le da igual que el valor de mercado de su Ferrari ochentero es de cerca de un millón de euros. En este corto, se despierta, hace un breve desayuno, introduce su cassette favorito en la radio del coche y se hace a la carretera. ¿Cómo es posible irse de camping a la nieve en un F40? Simplemente cargando la baca con todos los bártulos necesarios. Así es como se hacen las cosas.
En la nieve, alquila unas cadenas para los enormes rodillos traseros, mientras que el eje delantero está calzado con neumáticos de clavos. Con una buena tracción, incluso un superdeportivo tan analógico como el Ferrari F40 es capaz de surcar la nieve sin dificultades, subiendo pendientes más que considerables. Los ecos del motor 2.9 V8 de 478 CV resuenan en el bosque nevado, sin un alma a la vista. Cae la noche y es hora de acampar. Un camping gas, una sillita, unos noodles… y a dormir. ¿O quizá