Actualmente en Fórmula 1 tan sólo hay cuatro motoristas: Mercedes, Ferrari, Honda y Renault. A día de hoy tan solo los dos primeros pueden decir que están satisfechos con el rendimiento alcanzado. Tanto los de Brackley como los de Maranello además de mantener las unidades de potencia de sus propios equipos, son proveedores, también, de otras formaciones de la parrilla.
Como parte de un extenso plan de reducción de gastos, los motores están congelados, es decir, a priori, no pueden ser modificados libremente. Los equipos, a día de hoy, disponen de cierto número de tokens, una especie de piezas de cambio que deben pagar los equipos para realizar cambios cada temporada.
Los equipos consumen gran parte de los tokens antes de que de inicio la temporada para asegurarse un paso adelante antes del inicio de la próxima temporada. Durante este invierno Ferrari gastó veintitrés de los treinta y dos comodines que tenía a su disposición, mientras que Mercedes, con un desarrollo más avanzado, tan sólo usó diecinueve.
Tras las tres primeras carreras de la temporada, los motores Mercedes han demostrado que siguen al frente pero que en Ferrari han hecho un gran trabajo para no quedarse atrás. Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen, han demostrado que sus coches han dado un importante salto cualitativo respecto a 2015 pero que la fiabilidad sigue siendo una asignatura pendiente para los italianos.
En el Gran Premio de Rusia de este fin de semana, Ferrari ha montado en sus monoplazas una nueva de las cinco unidades de potencia de las que disponen cada año, ya actualizada. El equipo de Maurizio Arrivabene ha gastado tres nuevos tokens en esta mejora que según se comenta por el paddock está destinado a mejorar la fiabilidad del V6 Turbo. Para el resto de la temporada