No es ni será el segmento más vendido, pero los utilitarios familiares llegaron hace ya bastante tiempo y lo hicieron para quedarse… Aunque, viendo el crecimiento en tamaño de los diferentes segmentos, quizá llegue un momento en el que sí que lleguen a estar en la parte alta de la tabla de ventas.
Probamos el Škoda Fabia Combi, un familiar pequeño que tiene mucho que decir en cuanto a capacidad y practicidad de maletero. Pero como un coche no es sólo un espacio de carga con ruedas, vamos a analizarlo desde todos los ángulos para intentar comprender si este curioso segmento tiene o no lógica.
El juego de la proporción
Bravo por la marca de la flecha alada a la hora de diseñar el nuevo Fabia, un modelo que llegó en el año 2000 con una estética poco o nada atractiva y que mejoró sin llegar a rematar en 2007 para, por fin en su tercera generación, llegar a entrar por los ojos y posicionarse por delante de algunos de sus competidores directos. De hecho, salvando las distancias, parece un Octavia Combi a escala.
En el caso de la carrocería familiar y sin llegar a lucir proporciones griegas, ahora ya no parece un corta-pega para conseguir practicidad descuidando el atractivo. Quizá su diseño sea un tanto clásico, pero denota calidad gracias a unas estrechas uniones entre las diferentes piezas, las nevaduras de la carrocería o los faros y pilotos traseros con tonos oscuros.
Un interior muy Volkswagen
Pasamos al interior y en las plazas delanteras no hay cambios respecto al Fabia hatchback, diseño muy Volkswagen, sobrio y funcional pero atractivo y que perdura en el tiempo. Parece que el Grupo Volkswagen ha decidido no penalizar a sus últimas creaciones bajo la marca Škoda como hacía antes con detalles poco atractivos