En un país en el que las demandas judiciales parecen un pasatiempo – incluso una acera en mal estado puede granjearte miles de dólares con un buen abogado – y simples quemaduras de café se saldan con denuncias millonarias, un error de imprenta puede salir muy caro. Que se lo digan a General Motors. Un error de imprenta en los Monroney (la etiqueta de concesionario, donde se explicita el consumo del coche) de varios SUV nuevos ha costado al gigante de Detroit la friolera de 100 millones de dólares en compensaciones.
135.000 vehículos fueron vendidos con cifras de consumo de combustible infladas.
¿Qué ocurrió? Esta etiqueta mostraba un consumo de combustible entre una y dos millas por galón superior en los Buick Enclave, Chevrolet Traverse, y GMC Acadia, varios crossover medianos modelo 2016. Son turismos de mucho éxito, y 135.000 vehículos fueron vendidos hasta que General Motors advirtió el error. Para no incurrir en costosas demandas judiciales y un grave perjuicio para la imagen de sus marcas, han decidido compensar a los dueños de estos vehículos por haber erróneamente inflado sus consumos medios de combustible.
Tomando como precio medio unos 3 dólares por galón de gasolina, durante 5 años a razón de 15.000 millas anuales, General Motors compensará con hasta 1.500 dólares a los dueños de algunos de estos vehículos. La mayor parte recibirá tarjetas prepago con entre 450 y 900 dólares. Alternativamente, ofrecerá una garantía extendida de hasta 4 años y 60.000 millas – prácticamente el doble que la garantía de serie, bastante escasa en comparación con otros fabricantes – para los clientes que no quieran aceptar una tarjeta prepago.
¿Cuál es la moraleja de la historia? Que aunque GM nunca quiso engañar a sus clientes, un simple error de imprenta puede salir muy caro. Aún así, me cuesta creer que