Era tan sólo cuestión de tiempo el que los filtros antipartículas que ya son habituales en los motores diésel llegasen a los motores gasolina. Tras los últimos estudios que han revelado el aumento en la emisión de partículas de los motores gasolina de inyección directa, y la creciente preocupación por el desfase entre consumos homologados y consumos reales, Mercedes-Benz ha decidido dar un paso adelante y confirmar la introducción de filtros antipartículas en sus motores gasolina empezando por el Mercedes Clase S.
Según el TÜV Nord, los motores gasolina de inyección directa pueden emitir hasta 1.000 veces más partículas, y esto es un grave problema
Este movimiento ha sido confirmado por Mercedes-Benz en un plan de mejora global de todas sus motorizaciones con un presupuesto de 3.300 millones de dólares. El escándalo Volkswagen ha salpicado de un modo u otro a todos los fabricantes de coches, afectando de igual modo a motores diésel y gasolina. Es por este motivo por lo que resulta importante dar un paso hacia adelante mejorando el compromiso de los fabricantes automovilísticos con la reducción real de emisiones.
Tenemos que remontarnos hasta Diciembre de 2013 para recordar el estudio del TÜV Nord sobre motores gasolina de inyección directa donde se descubría el importante aumento en la emisión de partículas nocivas para la salud (PM2,5 y PM10). Este informe levantó ampollas en la industria del automóvil que apostaba por el downsizing como la fórmula mágica para reducir la contaminación de sus mecánicas gasolina. Sí, emitían menos CO2, pero las partículas se disparan hasta por 1.000 veces en algunos casos.
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Aunque se ha debatido largo y tendido sobre la idea de emplear filtros antipartículas en los motores gasolina, la industria del automóvil ha dilatado todo lo posible la introducción de estos sistemas