Aceptémoslo de una vez: la conducción autónoma llegará. Dicho esto sin ambages, preguntémonos ahora por cuáles serán las actividades que realizaremos mientras el coche nos lleva de casa al trabajo y del trabajo a casa; cómo llenaremos ese tiempo que ahora consagramos a los atascos y las rotondas; cómo sobreviviremos a lo de vivir sin conducir.
En What Car? se preguntaron eso mismo. Bueno, o se lo preguntaron a un nutrido grupo de conductores, a los que les plantearon la cuestión para cuando dejen de ser conductores y pasen a ser conducidos. Dormir será la actividad principal para el 26 % de ellos; pero hay más.
Conversar con los acompañantes del vehículo, a lo tertuliano, como favorece, por ejemplo, la configuración de los asientos del Mercedes-Benz F015, sería otra de las actividades a las que se dedicarían estos conductores de forma mayoritaria, igual que ver la tele o navegar por internet.
En lo relativo a las situaciones donde la conducción autónoma sería ideal para los encuestados, no hay sorpresas: los viajes largos (32%) y los atascos (49%). Tanta investigación, para acabar descubriendo que lo que nos fascina de los coches autónomos es que se puedan transformar en una extensión del cómodo salón de la casa. Incluso a un nivel superior al que permiten los coches actuales.
La cara más chunga de la conducción autónoma
Según What Car?, sólo un 20 % de los encuestados se alegra por la llegada de la conducción autónoma.
No todo son buenos augurios para la conducción autónoma. Un 51 % de los conductores declaran que se sentirían «inseguros o muy inseguros» sentándose al volante de un coche autónomo. Y un 34 % piensan que los coches autónomos son «una mala idea», sin más.
Tras realizar la encuesta, el director editorial de What Car?, Jim Holder, lo explica en pocas palabras: