En Tesla siempre se han posicionado como apóstoles del coche eléctrico y con un objetivo claro, «acelerar la transición hacia la movilidad sostenible». Y si bien no son los únicos responsables de ello, ya hay 1,15 millones de coches eléctrico en el mundo. Por lo que la transición está en marcha. Sí, es una gota de agua en el océano en el mercado global (representa el 0,1 % del mercado), aún así demuestra el potencial y la mayor aceptación que están teniendo estos vehículos.
Según la Agencia Internacional de la Energía (International Energy Agency o IEA) el crecimiento se debe a las constantes mejoras en las baterías, tanto en su coste como en la autonomía que ofrecen y citan a Tesla y General Motors como los actores que más ha contribuido a esa reducción de los costes.
El coste de una batería se ha divido por cuatro en la última década
La agencia IEA, en su informe Global EV Outlook 2016, nos explica que desde 2008 el coste de las baterías se ha divido por cuatro, mientras que la densidad de las mismas -para almacenar energía- se ha multiplicado por cinco.
El gigante estadounidense anunció que el coste de la batería para el Chevrolet Bolt en 2016 había bajado hasta los 145 dólares por kWh con la intención de alcanzar un precio de 100 dólares por kWh en 2022. Tesla, por su parte, pretende bajar de esos 100 dólares por kWh en 2020.
Esa mejora no se aprecia únicamente en los coches eléctricos, también se hizo notar en los híbridos enchufables (PHEV). Según cálculos del Departamento de Energía estadounidense recogidos en el informe Global EV Outlook 2016, el coste de las baterías para los PHEV era de 1.000 dólares por kWh en 2008, mientras que en 2016 es de 268 dólares por kWh,