Todos aspiran a que su compacto sea un Volkswagen Golf. Y no es precisamente porque el Volkswagen Golf sea el mejor compacto, el mejor modelo de su categoría, en todos los aspectos, porque sinceramente no creemos que lo sea. Todos aspiran a que su compacto sea un Volkswagen Golf por la capacidad del modelo de Volkswagen para ofrecer lo que, tomándonos una gran licencia periodística, denominaríamos como satisfacción mainstream. Esa cualidad para satisfacer, en casi todos los aspectos, a una parte mayoritaria de los compradores que se decantan por un compacto. El cliente siente satisfacción al saber que ha invertido su dinero en un vehículo que cumple con sus expectativas. Y la inversión que supone un coche no es nada desdeñable. Pero aún siente más satisfacción cuando sabe que ha conseguido cubrir todas sus expectativas, maximizar esa satisfacción, con la menor inversión posible, y en eso está trabajando, y mucho, Fiat. Y esa es la liga en la que quiere jugar el nuevo Fiat Tipo. Y una de las conclusiones a las que hemos llegado tras esta pequeña prueba del Fiat Tipo en la que por fin hemos podido probar el nuevo compacto italiano, durante algunos kilómetros, por las carreteras turinesas.
El Fiat Tipo no quiere ser un Volkswagen Golf, pero tampoco un low cost
El cliente siente satisfacción al comprar el mejor producto, pero aún más al hacer una compra inteligente, comprar un producto que cubre con sus expectativas al precio más bajo posible.
Cuando hablamos de low-cost es probable que estés pensando en vuelos económicos, en pasar por la caja porque tu maleta sobrepase unos centímetros las medidas reglamentarias del equipaje en cabina, publicidad cada 20 minutos que no te deja dormir, no poder elegir tu asiento, etcétera, etcétera. De alguna forma, lo low-cost puede asociarse hasta cierto punto con lo