Marvin Heemeyer era un soldador, afincado en Granby, Colorado. En esta pequeña localidad regentaba un pequeño taller de reparación de escapes. En 2004 saltó a la fama mundial como protagonista de una espiral de destrucción que terminó con 13 edificios y 7 millones de dólares en daños materiales. Su arma era un enorme bulldozer con una armadura de cemento y acero. Nada ni nadie le pudo parar, mientras durante horas ejecutaba una venganza calculada. Esta la apasionante historia de Killdozer, un Grand Theft Auto muy real.
“A veces, los hombres razonables se ven obligados a hacer cosas poco razonables”.
Marvin Heemeyer se mudó a Granby en 1992, y adquirió un pequeño terreno a una agencia gestora de propiedades embargadas. Solitario, trabajador y respetable, explotó un pequeño negocio de reparación de escapes durante años. El terreno que compró por 42.000 dólares recibió una oferta de 250.000 dólares por parte de una empresa cementera que quería establecerse sobre él. Marvin estuvo de acuerdo en primer momento, pero elevó su precio en primer lugar a 375.000 dólares y poco después a un millón, sin llegar a un acuerdo con la empresa.
En 2001, el ayuntamiento de Granby recalificó los terrenos adyacentes a su taller y los asignó a una empresa cementera, dejando aislada a la propiedad de Heemeyer. El trozo de terreno que usaba para acceder a su taller quedó bloqueado por la empresa, así como su línea de desagüe. Trató de impedir su construcción mediante peticiones oficiales, así como usar 2,5 metros del terreno de la cementera para construir una nueva línea de desagüe. Igualmente, se le denegó la construcción de un acceso alternativo a su taller.
Partiendo de un bulldozer con orugas de acero, construyó una fortaleza móvil, aún más resistente que un tanque militar.
Para más inri, el ayuntamiento le multó con 2.500 dólares por