Hay momentos en la historia de automovilismo en los que se marca un hito. El Porche 959 es un flagrante caso de como a veces una marca pega un salto cualitativo que marcará un antes y un después en su historia, y ya de paso la de los que le rodean. Hace tiempo un 959 con matrícula de Madrid salía a subasta en California y no es el único que ha pasado por una subasta y ha superado el millón de euros. No es para menos en un coche creado por Porsche para los Grupo B de rally. Y es que tal fue la repercusión de este coche que no murió una vez acabada su producción.
El 959 fue considerado como el coche de calle más potente y tecnológico del momento. Si bien es cierto tenía el motor de seis cilindros del 911, pero lo que rodeaba ese corazón era algo nunca visto. Sistema de tracción total con selector variable del torque, para mandar más potencia a un eje u otro, llantas de magnesio, presión de los neumáticos monitorizada y un cambio de seis velocidades. A pesar de que el motor se refrigeraba por aire, usaban cilindros refrigerados por agua y los dos turbos funcionaban a la vez. Todo esto en los 80, en un motor casi idéntico al que la marca después montó en los Porsche 936, 956 y 962 que dominaron Le Mans.
El reto tecnológico que suponía construir cada unidad era inmenso para Porsche, que en aquella época era una compañía pequeña e independiente, lejos de la solidez y protección actual bajo el Grupo VAG. Esto se tradujo en que a principios de 1988 se dio por finalizada la producción de más 959 Komfort debido a lo caros que resultaban. Sin embargo, parece ser que a Porsche le sobraron suficientes