Año a año la espectacularidad del Goodwood Festival of Speed aumenta. Se van añadiendo nuevos coches, nuevas disciplinas y las marcas se involucran con nuevas atracciones. Este año Michael Whiddett, drifter de Red Bull más conocido como Mad Mike, ha llevado su coche hasta el FoS y no ha pasado desapercibido precisamente.
En su primera subida a la colina el neozelandés ha pasado la mayor parte del tiempo de la mejor manera que sabe conducir: de lado. El aullido de su Mazda RX8 apodado Bad Bull ha inundado el evento de principio a fin. Un final por cierto bastante adornado, aparcando de una forma un tanto… personal.
Y sí, habéis leído bien, el Bad Bull es un Mazda RX-8, un coche que cesó su producción allá por 2012. Esta unidad es concretamente un modelo de 2004 que se ha preparado hasta las cejas para ser una de las estrellas del drifting a nivel mundial.
Han apretado el motor 20B de tres rotores a base de bien con un turbo Garret GTX-45 con válvula de descarga, intercooler Redline Performance de 6 pulgadas, escape a medida en acero inoxidable, dos bombas de inyección Bosch Motorsport 044 con líneas de alto caudal y regulador de presión, inyectores de alta presión, filtro de aire K&N, electrónica Pulse Performance Race Engeneering y todos los componentes internos del motor hechos a medida.
¿El resultado? La friolera de 823 caballos de potencia que se transmiten al eje trasero a través de una caja de cambios HKS secuencial de seis velocidades y un diferencial de deslizamiento limitado Autosport Dynamics. Una máquina de hacer humo que no ha dejado ni que entrevistasen a Andrew Jordan, piloto del BTCC, con normalidad.
Esa burrada de potencia genera mucho calor, para contrarrestarlo se ha recurrido a un radiador Redline Performance, dos radiadores de aceite Setrab