Hace unas semanas exprimía bien a fondo a un Fiat 500 un tanto especial, un Abarth 595 Yamaha Factory Racing (ver prueba del Abarth 595 Yamaha Factory Racing) que llegaba a mis manos poco antes de que Fiat hiciera oficia el lavado de cara del Abarth 595 (ver todos los detalles del Abarth 595 2016). Con él, además del trato diario en ciudad, desfilé por algunos de mis tramos de montaña favoritos y rodé en circuito junto a los compañeros de 8000vueltas, ahora he tenido la oportunidad, de la mano de Sportdrive, de rodar también fuera del asfalto, viendo de lo que es capaz el pequeño de Abarth sobre tierra.
Dócil y divertido dentro y fuera del asfalto:
Abarth 595 Yamaha Factory Racing a prueba: exprimiendo a fondo los 160 CV de este escorpión
Medio día. El calor aprieta realmente fuerte al suroeste de Madrid. Estoy en algún punto cerca de Navalcarnero, cerca de Móstoles, rodeado de tierra, de polvo. El aire casi se puede masticar.
Un cartel de Sportdrive me da la bienvenida y pocos minutos después, estoy ya inmerso en el briefing de rigor. La jornada se divide en dos partes, con dos pruebas previas que sirven de calentamiento inicial antes de lanzarnos al circuito.
Las tres pruebas se realizan con una pareja de Abarth 500, ya sabes, la versión de acceso a la gama Abarth, equipado con 140 caballos y una puesta a punto en la que faltan algunos de los ingredientes “pata negra” de sus hermanos mayores, una versión que de hecho ya no se comercializa, dándole así todo el protagonismo a los Abarth 595, bien acompañados por el 695 Biposto y el Abarth 124 Spider claro.
Empezamos por un slalom con un 180º final, seguimos con un “ocho” en el que cogerle el tiento al Abarth en