Hay varias razones por las cuales el desenlace del escándalo de los diésel de Estados Unidos se saldará con unas consecuencias mucho más dramáticas, para Volkswagen, al otro lado del Atlántico que en Europa. Y bien podríamos citar dos razones. La primera, que la homologación estadounidense, en tanto más estricta, deja menos margen al Grupo Volkswagen para soluciones técnicas que “legalicen” los vehículos afectados. La segunda, que la presión ante la amenaza de las demandas colectivas sea suficiente como para buscar una salida amigable al conflicto. Y esa salida amigable implicará compensaciones, recompra de vehículos, y un desembolso de la alemana que ya se ha cifrado en 15.000 millones de dólares (13.651 millones de euros al cambio actual).
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Según Reuters, esa será la factura del escándalo de los diésel en Estados Unidos, sin tener en cuenta las repercusiones en el resto del mundo, o las consecuencias del golpe que ha podido asestar a la imagen de Volkswagen y sus marcas el fraude de los diésel (Automotive News).
Una factura que crece respecto a las expectativas iniciales, que apuntaban a un coste en indemnizaciones y recompras en torno a los 10.000 millones de dólares (The New York Times).
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Los propietarios estadounidenses podrían recibir cantidades que oscilarán entre los 5.100 dólares y los 10.000 dólares, lo que incluiría la recompra del vehículo (a un valor de mercado justo, y en cifras previas a la devaluación que se podría haber producido tras estallar el escándalo) y la indemnización por los daños ocasionados.
En cualquier caso, se espera que Volkswagen también prepare una serie de medidas y soluciones técnicas para que,