Según Thorsten Müller – Otvos, con el cese de la producción del Phantom VII Rolls – Royce cierra el primer ciclo de su renacimiento bajo el paraguas del grupo BMW, inaugurado con su lanzamiento en 2003. Este brillante renacimiento ha estado acompañado por una tensión interna que se plasma en todo el lenguaje corporativo de la marca: la de conjugar el peso histórico de lo “antiguo” con un presente moderno y basado en los principios de excelencia y vanguardia técnica. En esta coyuntura el “Vision NEXT 100” es probablemente mucho más que un espectacular “Concept car” construído para conmemorar el centenario de BMW, y se convierte en un mapa en el que adivinar el futuro a corto y largo plazo de la marca.
En Rolls – Royce prefieren referirse al “Vision NEXT 100” como “coche experimental“, de ahí su nombre interno 103EX. Los “EX” son coches plenamente funcionales en los que la marca vuelca sus innovaciones técnicas como en un laboratorio, desde el 1EX de Henry Royce en 1919, de ahí que haya que mirar a este coche con mucha atención. Con BMW ha habido 4 experimentales y 3 de ellos se han convertido en coches de producción inmediatamente: los 100 y 101 EX, base del Phantom y Phantom Coupe y el 200 EX, que anticipó el Ghost. El 102 EX, un laboratorio de planta motriz eléctrica sobre un Phantom, no pasó de su fase de laboratorio. Nunca un “experimental” de Rolls había mirado tan lejos en el futuro como este 103EX, sin dejar de plantear preguntas o expectativas para el corto plazo.
¿Eléctrico? Era de esperar y por ello el dossier de prensa contiene una rotunda afirmación: “Como los motores V12 de combustion interna no existirán en el futuro, uno debe conjeturar cuál debe ser la energía que moverá al Rolls