El Fiat 500, lanzado en 1957, contribuyó fuertemente a la motorización de Italia y rápidamente se convirtió en un modelo de culto del cual se vendieron más de cuatro millones de unidades. Esos eran los años de la Dolce Vita, durante los cuales el país fue evolucionando rápidamente para reiniciar con dinámico vigor y entusiasmo.
El legendario 500 no sólo se ocupaba de satisfacer la creciente necesidad de contar con una movilidad accesible, sino que también expresaba el profundo entusiasmo por la vida de toda una generación. Esta misma expresión de vitalidad fue proyectada durante el mismo periodo por Aquarama, la lancha motorizada de Riva, sinónimo de elegancia y perfección. Un auténtico símbolo de estatus, realizada con materiales de primera calidad, con detalles meticulosamente ejecutados y la máxima experiencia en artesanía.
Exclusiva apariencia y materiales de alta calidad
La carrocería cuenta con detalles específicos. Por ejemplo, las carcasas de los espejos retrovisores son cromados, al igual que los tiradores y la moldura del capó, enfatizando su estilo aerodinámico y en perfecta armonía con los barcos Riva. Por otra parte, una doble línea de color aguamarina recorre la línea de la cintura, suavizando el perfil del 500 y recordando la hermosa línea de un yate. Por último, las llantas en aleación ligera de 16″ y 20 radios con un acabado azul, especialmente diseñadas para esta serie, son completamente nuevas y exclusivas. No es casualidad que la serie especial lleve el nombre Riva: es el único 500 que deja espacio en su capó al logotipo de la leyenda náutica y el nombre está presente también en el paso de rueda.
En su interior, el tablero de instrumentos central está realizado en madera de caoba pintada a mano con incrustaciones de madera de arce y ofrece a los ocupantes el lujoso calor de la vida a bordo,