Nos guste o no, el auge de los vehículos todocamino es un hecho. Tanto, que la gran mayoría de fabricantes de automóviles apuesta por hacer crecer su oferta de este tipo de coches para cubrir todos los segmentos de mercado que les sea posible. Mercedes-Benz es una de estas marcas cuya gama no para de crecer y el último de sus lanzamientos es el Mercedes-Benz GLC Coupé, que la firma define como el más deportivo de entre sus SUV.
Con 4,73 metros de largo, esta variante Coupé nacida para competir con el BMW X4 es 7,6 centímetros más larga que el GLC convencional, siendo también 4 centímetros más ancha y 3,7 centímetros más baja (1,6 metros). Según Mercedes-Benz, uno de cada tres o cuatro GLC que se comercialicen a nivel global serán Coupé. Nosotros ya lo hemos probado para contártelo.
A nivel estético se diferencia del GLC en el que se basa por la línea de techo, que desciende hacia la zaga, y por una trasera propia, más al estilo del GLE Coupé. De serie incorpora llantas de 18 pulgadas, parrilla «Diamond» de una única lama horizontal, detalles cromados y el frontal con la gran estrella en el centro. A diferencia de otros modelos de la gama, los SUV de Stuttgart no ofrecen la posibilidad de llevar la estrella clásica sobre el capó.
Gracias a los genes GLC el frontal es infinitamente más agraciado que el de su hermano mayor, el GLE Coupé, aunque la zaga sí sigue el mismo patrón de estilo. Hombros pronunciados, paragolpes de musculosas formas, el spoiler de la tapa del maletero o un difusor con salidas de escape integradas son algunos de los rasgos que lo definen. La marca afirma que los pilotos traseros toman inspiración del Clase S Coupé.
A pesar de la nomenclatura del modelo, que indicaría