Queridos amigos, todos los conductores a los que les gusta conducir, deberían poder tener en su vida un coche con al menos 240 CV como este que probamos hoy, el nuevo Volkswagen Tiguan Sport R-Line 2.0 TDI BiTurbo 240 CV DSG 7 4motion. El problema, cómo no, es el dinero, claro, ya que un juguete de este calibre no es barato.
Y es que aunque en este Volkswagen Tiguan 2016 estamos ante un motor bastante convencional, nada de 12, 10, 8 ni siquiera 6 cilindros, ni tampoco ante una potencia desbordante de superdeportivo, a los alemanes les ha quedado un motor redondo. Y mira, sí, es un diésel, pero da igual porque han conseguido darle el punto justo de sal y pimienta para hacer un poco más feliz a su afortunado conductor.
Las tres letras de TDI en rojo, así se puede reconocer este motor BiTurbo de 240 CV
Volkswagen Tiguan 2.0 TDI BiTurbo: dos turbos, doble diversión
En España estamos demasiado acostumbrados a coches correctos y comedidos: lo más habitual es un coche de tamaño medio, normalmente un compacto de segmento C, con motor de potencia entre 100 y 130 CV. Cierto es que cumplen dignamente su función y es potencia suficiente para la mayoría de las veces con un uso normal.
Sin embargo en realidad nunca sobran unos caballos de más. Primero por darse el gustazo, qué caramba, por el simple hecho de hundir el pie derecho en el pedal del acelerador y disfrutar del empujón que te da el coche. Segundo porque la mayor reserva de potencia y par está ahí para no quedarnos justos cuando toque subir un puerto de montaña, vayamos con toda la tropa y su equipaje y bártulos en el coche, cargados hasta el techo, o cuando queramos afrontar un adelantamiento