Las ventas totales de los vehículos eléctricos en China han aumentado en la primera mitad del año. Esta subida en las matriculaciones se debe principalmente a las políticas que está poniendo en marcha el gobierno de la República Popular China. Mediante la concesión de subsidios, el gobierno del gigante asiático quiere que la población adquiera vehículos eléctricos en lugar de los tradicionales con motor de combustión. La principal razón es la enorme contaminación que sufren algunas de las principales ciudades del país.
BYD es un fabricante de coches con capital chino y sede en Shenzhen. Sin embargo, no es un fabricante de coches chino más. Es el fabricante que lidera las ventas mundiales de coches eléctricos, situándose incluso por delante de Nissan y su Leaf. Esta posición la ha conseguido gracias a una gama formada por modelos como los BYD E6 o BYD Tang. De esta forma, la firma ha podido alcanzar una cuota de mercado del 14 por ciento en todo el mundo. Las siguientes marcas que se reparten el mercado de los coches eléctricos son Tesla y Nissan, ambas con un 9 por ciento del mercado mundial.
La estrategia que está llevando a cabo BYD para liderar el mercado mundial de coches eléctricos consiste en la integración vertical hacia atrás. ¿Que, qué significa eso de la integración vertical hacia atrás? La respuesta es muy sencilla. Cuando una empresa se especializa en la fabricación de un producto, debe contar con la estrecha colaboración de proveedores que le ayuden a diseñar y proporcionar los componentes necesarios para la comercialización del producto diseñado.
Sin embargo, cuando la cadena de valor de un producto es muy amplia, los márgenes se reducen y por tanto la empresa, o marca en este caso, se vuelve dependiente de sus proveedores poniendo en peligro su idea de negocio. Pues bien,