Lo reconozco, tengo una debilidad por las carrocerías un tanto extrañas. Me fascinan los pick-ups de carretera, tipo Ute y Chevrolet El Camino. Y también los shooting brakes, conocidos en el continente como breaks de caza. A la mayoría del público, esos coches les parecerán aberrantes, mientras que el resto levantaría una ceja denotando su perplejidad en un silencioso pero muy evidente «¿por qué?»
Aunque puedan parecer carrocerías recientes, son en realidad casi tan antiguas como el propio automóvil. El nombre, que por una vez no viene del francés sino del inglés, lo explica todo. Lo de «Shooting» es bastante evidente, se trata de disparar. Sin embargo el uso de «Brake» es menos evidente. Al parecer, «brake» es el término inglés de mediados del Siglo XVI para designar una jaula y más tarde una estructura o un armazón, dicho de otro modo, un chasis.
Rolls Royce Silver Ghost Shooting Brake de 1910.
A principios de Siglo XX, en la nobleza británica todavía era muy habitual invitar a los Lords y Sir con los que querías hacer negocio a partidas de caza. El problema es que hacer chopocientos viajes de ida y vuelta al castillo con tu Rolls-Royce o Hispano-Suiza de turno para traer a tus invitados y a los perros no era práctico. Pronto, algunos Lords empezaron a pedir coches adaptados a esos menesteres cuya parte trasera tenía una estructura para ello, es decir, un «brake» adaptado.
Delahaye 135 con carrocería de Guilloré, un modelo único de1948
El tiempo pasó y este tipo de carrocería se ha convertido en una rareza en la producción automóvil mundial. Y aunque modelos ilustres como el Volvo P1800 ES, el Lancia Beta HPE o el BMW Z3 Coupé se hayan atrevido con éxito con esta peculiar carrocería, el break