Que una familia, como la encabezada por el patriarca, el sultán de Brunei, atesore una colección de miles de automóviles, muchos de los cuales son piezas únicas encargadas por varios millones de euros a la propia marca, a algunos les parecerá impresionante. A otros tal vez les parezca una extravagancia. A muchos, seguro, les parecerá un ejercicio de ostentación insultante, a tenor de la situación del mundo. Para Giani Agnelli, otrora máximo representante del Grupo Fiat, propietario de Ferrari, “es una suerte tener a clientes así”, como la familia real de Brunei. Para Paolo Garella, ingeniero y diseñador en Pininfarina, una oportunidad única para realizar creaciones grandiosas. Y es que fue la propia familia del sultán de Brunei la responsable de que Garella crease uno de los Ferrari más misteriosos de las últimas décadas, el Ferrari FX. Una de las primeras aplicaciones de un auténtico cambio secuencial robotizado de competición en un deportivo de calle. Y una exquisita pieza de ingeniería y diseño, a partes iguales, que hasta ahora muchos desconocíamos.
Un cavallino de dos ruedas: el affair desconocido de Ferrari
The Verge, un medio referencia en lo que a tecnología se refiere, preparaba este año un reportaje que deberías anotar en tus favoritos para leer con mucha calma, acerca del Ferrari FX, uno de los Ferrari más impresionantes y enigmáticos que se crearon allá por los años noventa.
Impresionante, por el hecho de que recurriera a soluciones que hoy en día son comunes en deportivos de altos vuelos, como una carrocería moldeada en fibra de carbono, o un cambio secuencial con levas en el volante, pero que allá por los años noventa eran una visión del futuro que nos esperaba. Enigmáticos, porque lejos de ser un proyecto liderado por Ferrari, nos encontramos con un encargo secreto y especial de la realeza de