Cuando pensamos en una pick-up pensamos en una desvencijada Ford F-150, cargada de balas de paja, caminando lentamente entre campos del medio oeste de Estados Unidos. Sin embargo, máquinas de altas prestaciones como las F-150 Lightning o la apoteósica Dodge Ram SRT10 vienen a romper dicha concepción quemando rueda y gasolina más rápido que muchos pura sangre. Este curioso nicho de mercado no habría existido de no ser por la GMC Syclone. Esta es la historia de la curiosa y elusiva primera pick-up deportiva.
Esta es la historia de la GMC Syclone
Ford lanzaría su F-150 Lightning al mercado en 1993, presumiblemente como respuesta a la GMC Syclone y la Chevrolet 454 SS.
Los años 80 se estaban acabando, y mientras sonaba el mágico “Here I Go Again” de Whitesnake en las radios de medio mundo, Buick lanzaba al mercado su impresionante GNX. El Buick que rompía al completo con el concepto de muscle car, equipado con un potente V6 turboalimentado hasta los casi 300 CV y unas prestaciones superiores a lo mejor de Italia. Si quieres conocer su historia, te recomiendo que la leas en este artículo, para ponerte en contexto. Cuando su producción cesó – sólo se produjo un año – los ingenieros de Buick querían más.
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Se dice que las altas esferas de General Motors tenían miedo que una nueva Buick más deportiva y prestacional que nunca canibalizase las ventas de los deportivos de Chevrolet, los Corvette y Camaro. Buick quiso demostrar al mundo que aún respiraban gasolina de alto octanaje y turboalimentación. Crearon una pick-up deportiva basada en la Chevrolet S10, a la que montaron el V6 de 3,8 litros del Buick GNX. Las altas esferas de GM no aprobaron su producción, al chocar en parte con la 454 SS, equipada con un