A partir de junio de 2017, Audi, Bentley, SEAT, Škoda y Volkswagen incorporarán filtro de partículas (FAP) en sus motores de gasolina de inyección directa TSI y TFSI, con el objetivo de recortar los niveles de emisiones hasta en un 90 %, según publica Autocar.
Los primeros modelos de gasolina en utilizar este sistema, tan común en las motorizaciones diésel, serán los Volkswagen Tiguan con motores TSI 1.4 y los Audi A5 con motores TFSI 2.0. El objetivo es que antes de 2022 un total de 7 millones de vehículos del Grupo Volkswagen tengan FAP en sus motores.
¿Un lavado de imagen o una necesidad real?
A nadie se le escapa que Volkswagen acarrea un problema de imagen pública respecto a la limpieza de sus motores, después de todo el escándalo de las emisiones de NOx. De lo más alto de los índices de calidad del aire EQUA, la marca descendió a los infiernos en cuanto se destapó el fraude.
Ahora, la extensión de esta tecnología típicamente diésel hacia los motores de gasolina podría interpretarse como una necesidad de Volkswagen por lavar la imagen de sus motores. No hablamos de NOx, tampoco hablamos de CO?. Hablamos de partículas en suspensión, que es uno de esos índices que no suelen aparecer en las tablas que publicitan las marcas, pero que tiene una especial relevancia en la calidad del aire que respiramos.
Reflejos rojizos en el aire de la Sierra de Madrid, en diciembre de 2014, como resultado de la elevada concentración de partículas contaminantes. Foto : lagominguez
Conviene recordar que los motores de inyección directa emiten unas cantidades de partículas aberrantes. La incorporación de los filtros de partículas podría suponer una reducción de las partículas en suspensión secundarias menores de 2,5 micras (PM 2.5) de unas 2.000 veces. Las