Puede que los descapotables no sean para el verano, y desde luego no son la receta ideal para el verano madrileño, con temperaturas altas y un sol aplastante, pero este año hemos decidido cargarnos de valor y poner a prueba el Mercedes-AMG SLC 43, un poderoso cabriolet biplaza al que ya le teníamos bastantes ganas desde que Héctor Ares lo exprimiera en el mítico Col de Braus.
Éste SLC 43 no es un AMG de pura cepa como lo era su predecesor, el Mercedes-Benz SLK 55 AMG, sino más bien una variante de acceso a la gama de Affalterbach con motor V6 y una puesta a punto específica para poder disfrutar al volante. Atrás queda el V8 atmosférico y la denominación SLK pero… ¿cumple el SLC 43 como deportivo descapotable? Vamos a intentar averiguarlo.
Antes de nada cabe apuntar que este SLC estrena nombre, gama y algunos retoques estéticos, pero se trata de una actualización del SLK lanzado en 2011, así que no es un modelo realmente nuevo. De perfil queda claro que es un SLK, aunque recibe paragolpes de nueva factura -en este caso al ser el 43 AMG, con mayores entradas de aire frontales-, un difusor más llamativo y faros delanteros y pilotos LED, por ejemplo. Ésta unidad en concreto lleva el LED Intelligent Light System (2.026 €).
El SLC 43 llama la atención primero por sus compactas dimensiones (4,14 metros de largo) y después por sus llamativos detalles como las colas de escape dobles y cromadas -son embellecedores- o las llantas multirradio de 18 pulgadas en acabado bitono, que esconden un potente sistema de frenos con discos delanteros de 360 mm y traseros de 330 mm, los cuatro ventilados y perforados.
Mucha calidad, pero diseño añejo
Precisamente porque no es un modelo nuevo, luce el mismo diseño interior que un SLK