La compra de un Mercedes GLS es ya de por sí una decisión poco lógica. Es un enorme SUV de más de cinco metros de largo y siete plazas, pesado y con un voraz apetito por el combustible. Su versión AMG tiene 585 CV de potencia y necesita remolcar una Repsol en lo tocante a consumos. Con todo, hay quién piensa que un Mercedes-AMG GLS 63 es insuficiente. Por suerte, BRABUS puede satisfacer los deseos más excesivos de los clientes más caprichosos. Algo me dice que muchos BRABUS 850 XL acabarán bajo el sol de Dubai.
850 CV, una estética muy oscura y llantas de 23 pulgadas. Puro exceso materializado en forma de SUV.
Todo el mundo sabe que 585 CV de potencia son claramente insuficientes para un SUV deportivo. El Bentley Bentayga tiene 608 CV procedentes de un nuevo W12 TSI (ver prueba del motor W12 TSI en Diariomotor) y los dueños de un Mercedes GLS no pueden dejar que los de Crewe les pasen por delante. Una llamada a Alemania soluciona todos los problemas: la cilindrada del motor 5.5 V8 Biturbo se eleva hasta los 6,0 litros, además de instalarse nuevos turbos, admisión, escape y centralita electrónica.
El resultado son unos hercúleos 850 CV, una cifra que palidece al lado del enorme par motor de esta mole de más de dos toneladas de peso: 1.450 Nm. Sólo 1.150 Nm pueden ser deglutidos por la caja de cambios, pero dudo que muchos clientes expresen quejas al respecto. Esta mole hace el 0 a 100 km/h en sólo 4,2 segundos, y alcanza una velocidad punta de 299 km/h. A pesar de ser 242 CV más potente, el Bentley Bentayga se le escapa: el inglés hace el 0 a 100 km/h una décima más rápido y es 2 km/h más rápido.
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