Las marcas de coches chinas llevan años avisando de su desembarco en Europa. Sin embargo aún no han llegado tal y como ellas lo habían previsto. La razón es sencilla: ni sus coches ni sus acabados o motorizaciones están a la altura de lo que demandan los consumidores del viejo continente. Además también cargan con otro San Benito muy importante, la seguridad.
Este aspecto aún no está del todo desarrollado por estas marcas y en los cash test de choque sus modelos son incapaces de obtener una o dos estrellas. Todavía tenemos en nuestra mente el crash test del Jianglin Landwind en el que además de estrellarse el modelo se estrelló la marca. Sin embargo toda regla tiene su excepción y en este caso podemos hablar de Qoros y cómo está intentando situarse en el mercado.
Sin embargo existen algunas marcas, como Great Wall, que están comenzando a adentrarse en algún que otro mercado europeo como en Bulgaria. La metodología es simple: para homologar un modelo nuevo las marcas deben pasar una serie de requisitos indispensables. Algunos de ellos son la seguridad, un nivel mínimo de equipamiento y que sus motorizaciones cumplan la normativa de contaminación.
Pero a esta regla para homologar los nuevos vehículos también se le aplica una excepción. En este caso se incluye la siguiente coletilla. Los vehículos que se vendan bajo tiradas de producción muy limitadas podrán incumplir ciertos aspectos de esta normativa de homologaciones. Pues bien, ahí es donde está el pasaporte para que Great Wall y otras marcas chinas entren en Europa.
Great Wall sabedora de esta situación ha establecido una relación empresarial en Bulgaria con Litex Motors. Mediante esta colaboración se ha creado una fábrica en la ciudad de Lovech con capacidad productiva instalada para hasta 70.000 unidades al año. En estas instalaciones lo que se realiza es el