A medida que ha ido pasando el año, hemos visto como las ventas de turismos y todo terrenos nuevos se han incrementado con respecto al año anterior. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y, estas ventas no solo están dirigidas a clientes particulares o empresas, sino que los concesionarios oficiales tienen mucho que ver en ello por las automatriculaciones que deben hacer.
Las automatriculaciones son una de las soluciones que tienen los concesionarios oficiales para llegar a los objetivos que las marcas les imponen mes a mes. Sin embargo, caer en esta rutina es muy peligroso para la empresa propietaria del concesionario, ya que los coches una vez matriculados pierden valor y se tienen que vender a un precio relativamente más asequible, haciendo que la rentabilidad por unidad vendida disminuya.
Sin embargo, debido al estancamiento de las ventas que está teniendo el canal de clientes particulares por el fin del Plan PIVE los concesionarios están volviendo a automatricular coches a un ritmo mayor del que lo estaban haciendo en estos años pasados. Según diversas asociaciones profesionales del sector, éstas se están situando en los mismos niveles a los del año 2010.
Durante el pasado año los concesionarios se automatricularon un total de 112.200 unidades. Esta cifra representa un 11 por ciento de las ventas totales de vehículos nuevos que se llevaron a cabo durante el año 2015. Si las previsiones realizadas por estas asociaciones no se equivocan mucho, es más que probable que este año las automatriculaciones vuelvan a suponer entre un 10 y un 12 por ciento de las ventas totales del año.
Esperamos que el mercado de clientes particulares se recupere y los concesionarios oficiales rebajen el número de automatriculaciones. Esto podría solucionarse si el nuevo gobierno aprobara un nuevo plan de incentivos a la compra de vehículos nuevos.