No es nuevo, sabemos que cada uno tiene sus manías o vicios al conducir, vicios que son más o menos graves y más o menos peligrosos para la seguridad y también para la integridad del vehículo. Seguro que has visto a más de un conductor circular cogiendo el volante por su parte inferior o con el asiento tumbado como si estuviese echando una siesta…
Hay mucho que escribir sobre eso, pero vamos a centrarnos en esas costumbres, manías o vicios que tenemos y que muchas veces desconocemos que le hacen mucho daño a nuestro coche. Porque no sé si sabías que un gesto tan común y aparentemente inofensivo como dejar la mano apoyada en la palanca del cambio es dañino para tu vehículo.
1- Las manos mejor en el volante
Cuando dejamos la mano apoyada sobre la palanca de un cambio manual estamos forzando los sincronizados (o sincronizadores) del cambio y, a la larga, acabaremos reduciendo su vida útil. ¿De qué estamos hablando? Son esas fabulosas piececitas que nos permiten realizar los cambios de marcha sin necesidad de igualar la velocidad de giro del motor con la del cambio, es decir, nos ahorran hacer doble embrague. Podríamos decir que son pequeños embragues individuales para cada una de las velocidades de la caja de cambios.
Lo siento Héctor, es la única foto que he encontrado con la mano en el cambio 🙂
Dependiendo de cómo sean los mandos del cambio (directo, por varillas o por cable) podemos apreciar en mayor o menor medida vibraciones y sonido en la caja del cambio cuando apoyamos la mano sobre la palanca (los cables filtran más y pasa más desapercibido). No es un daño que provoque una avería a corto plazo, pero sí con el paso de los kilómetros.
Se trata de una avería