La electrónica de consumo ha evolucionado en cuestión de años lo que antes en un siglo. Muchos de sus componentes se han incorporado al sector del automóvil y eso está haciendo que cada vez salgan al mercado modelos más complejos de utilizar. Además hay que añadir que la conducción está evolucionando hacia la automatización total por lo que la complejidad tecnológica de los coches está por multiplicarse en cuestión de años.
Sin embargo esta complicación tecnológica está contrapuesta a los conocimientos que tienen la mayoría de conductores que circulan por las carreteras actualmente. Las personas, por muy puestas que estén en materia de info entretenimiento y nuevas tecnologías a bordo del vehículo siempre se verán sobre pasadas por sus innovaciones. Esta situación provoca frustración entre los usuarios que ven cómo hacen una inversión muy importante para tener un coche competente pero no la ven traducida en placer ni satisfacción de uso.
J.D. Power ha realizado un estudio para analizar la confianza que tienen los compradores de coches en la tecnología de abordo que llevan sus nuevos modelos. Según sus conclusiones la confianza que estos consumidores tienen en esta tecnología está cayendo porque cada vez les resultan más dificiles de utilizar y al no ser capaces de darles uso se sienten frustrados con el vehículo y la elección finalmente realizada.
Una de las principales frustraciones que sufren estos conductores es cuando tienen que conectar su dispositivo móvil al vehículo mediante el bluetooth. Según este estudio los problemas que sufren los clientes con los sistemas de navegación o el info entretenimiento en sus coches crecen y ya se sitúan en el 20 por ciento. Sin embargo, a medida que los usuarios pasan más tiempo con sus coches estos problemas disminuyen, aunque no en gran medida.
La principal razón para que estos problemas se den se centran