El pasado fin de semana Nico Rosberg se proclamó Campeón del Mundo de Fórmula 1. Mientras el piloto alemán celebraba por todo lo alto el resultado, en el otro lado del garaje, Lewis Hamilton aguantaba con la mejor cara posible los actos en honor a su máximo rival. El GP de Abu Dabi no había sido sencillo para ninguno de los dos pilotos, pero siempre es más difícil cuando se es el perdedor.
El piloto británico había luchado por hacerse con su cuarto título hasta la última vuelta. Con dos Mercedes muy superior al monoplaza de sus rivales, Hamilton optó por ralentizar la carrera desde su cómoda primera posición para permitir que Sebastian Vettel y Max Verstappen tuviesen alguna opción de luchar con el ya Campeón del Mundo.
Esta actitud disgustó profundamente al equipo que no dudaron en intervenir por radio a escasas vueltas del final de la carrera cuando vieron peligrar el doblete de sus pilotos. Tanto Toto Wolff como Niki Lauda -primero off the record, y poco después ante las cámaras- mostraron su descontento con la actitud mostrada por su piloto.
El propio Hamilton también confesó ante los micrófonos -y sin ocultar su enfado- que no entendía por qué el equipo tenía que tomar partido por uno de sus pilotos con el Campeonato del Mundo de Constructores.
No es la primera vez que surgen desencuentros entre Mercedes y su piloto esta temporada. Ya en el Gran Premio de España, la directiva tuvo que intervenir pero siempre lo hicieron a puerta cerrada y evitando filtraciones de información.
Pero en esta ocasión ha sido diferente. Quizá por la magnitud del incidente o por lo que había en juego, pero ya hay rumores que apuntan a que Hamilton podría decir adiós al equipo con el que ha conseguido dos de sus