Volvo es uno de los pocos milagros automovilísticos surgidos de la gran crisis que azotó a las tres “Marías” de Detroit. Fue vendida por Ford Motor Company a Zhejiang Geely Holding Group (Geely) en el año 2010 por 1.384,6 millones de euros. La compañía sueca en cuestión de seis años se ha convertido en una pesadilla para las firmas premium alemanas justo lo que Ford nunca logró durante los años que la tuvo en su poder.
Todos pensábamos que una vez llegaran los chinos y su dinero la firma desaparecería de Europa. Sin embargo ha sido todo lo contrario ya que su apuesta por los centros productivos y de diseño que tiene la firma en Gotemburgo (Suecia) y Gante (Bélgica) han sido muy fuertes. Además eso no es incompatible con expandir la fabricación de sus modelos a otros países y centros productivos.
Eso mismo es lo que ha anunciado Volvo en estos días. Según la firma, el nuevo S90 trasladará su producción paulatinamente a la fábrica que tienen en Daqing (provincia de Heilongjiang). En ella también se montará el Volvo S90 Excellence, la versión más lujosa de la gran berlina sueca. Además, la firma tiene planes muy interesantes para el resto de modelos que compone su gama.
Según la firma, la futura generación del V-S 40 se fabricará en una nueva fábrica situada en Luqiao (provincia de Zhejiang). Esta planta está en construcción y en ella también tendrán cabida los vehículos de la nueva marca Lynk&Co. Gracias a ello las economías de escala en el grupo serán más fuertes ya que ambas gamas de modelos compartirán plataforma y multitud de elementos mecánicos y tecnológicos.
Respecto a la futura generación del S60 Volvo ya ha anunciado que se montará en la planta de Chendú (provincia de Sichuan). Además de estas tres plantas actualmente se está construyendo una nueva fábrica en los Estados