Janice Toler era feliz con su Toyota RAV4, hasta que dejó de funcionar. Como el coche estaba en garantía, lo llevó al taller oficial para que le dijeran qué le podía haber ocurrido. Cuando el jefe de taller le mostró los daños que le habían hecho los roedores al motor, Toler no debió de dar crédito a lo que veían sus ojos: todo el cableado estaba roído y la única solución era cambiarlo por completo. Sucedió en Florida, y la cuestión ha sido objeto de demanda contra Toyota.
La factura de los daños se elevaba a más de 5.500 dólares (unos 5.300 euros), y Toler persiguió a la marca para que le reparara el coche dentro de la garantía. ¿Su argumento? La culpa es de Toyota, por haber fabricado un coche con unos cables demasiado apetecibles para los ratones.
Un apetitoso menú que se esconde en los coches
Vano motor de un Toyota Yaris.
En la demanda presentada por Janice Toler, se especifica que la causa del destrozo está en el aislamiento de los cables roídos, que contiene una base de soja. Esta soja podría haber despertado la atención y el apetito de los animales, que no sólo royeron los cables sino que anidaron en el vano motor, dejando un rastro visible de heces y orina.
Según recoge la demanda, «los roedores habían masticado casi cada cable del vano motor».
Toler afirma que esta base de soja es un defecto del coche, por lo que la garantía debería cubrir la reparación, mientras que Toyota considera este daño causado por los roedores como «una condición ambiental que no está cubierta por la garantía», según recoge la demanda. Se da la circunstancia de que ha habido otros casos de propietarios del Toyota RAV4 con problemas similares, y Toler lo ha