El anuncio de coches que ha realizado Audi para esta Navidad es, como mínimo, curioso. En una primera lectura vemos una de esas escenas de tienda de juguetes que cobran vida, a lo ‘Toy Story’, luego entramos en una acción de esas que molan en el típico cine de persecuciones, finalmente el contrapunto y la moraleja son de esos que lo mismo te pueden decir: «Mira, pues es verdad» que «Vaya, pues claro», que hacerte sacar espumarrajos por la boca y jurar en arameo.
El que esto firma se queda con la segunda posición. La primera la descarto porque a estas alturas de la vida estoy ya curado de espantos y de supuestas novedades; y la segunda, porque de cavernícola me queda más bien poco. Pero vamos a lo que vamos. Este es el vídeo en cuestión:
Tocando la moral sin exceso de moralina
Como decía, mi reacción es: «Vaya, pues claro». Entonces, ¿por qué me parece un buen anuncio para una marca de coches?
Es más, ¿por qué digo que es, como mínimo, curioso?
Los responsables de este anuncio toman un papel crítico con la sociedad desde una posición privilegiada (la posición de una marca de coches que vende a cascoporro y a unos precios no precisamente bajos), y eso siempre le viene bien a una sociedad a la que conviene despertar de vez en cuando de su letargo idiotizante. Positivo para la tropa de Audi, por considerar este tema como centro de su campaña navideña.
Otro positivo viene porque el registro utilizado en la elaboración del vídeo, y de la campaña en general, es muy adecuado. Este mismo mensaje podía haber derivado, fácilmente, en un exceso de ñoñería o en un exceso de moralismo. Ni lo uno ni lo otro. Hay razones objetivas y consecuencias derivadas.
Es curioso, porque el