Poco o nada se parece la tecnología de los años en que los videojuegos funcionaban con 8 bits a la de hoy, en la que poner un videojuego en una consola de última generación es cada vez más parecido a visualizar una película. La calidad de la imagen y los gráficos de los videojuegos se acercan cada vez más a imágenes reales y en la mítica saga Gran Turismo no es diferente. Pero, ¿cómo consiguen que un BMW M4 en el videojuego pueda parecer una fotografía del modelo real? ¿Cómo es posible que incluso las molduras de fibra de carbono luzcan igual en el juego que en la vida real?
En mayor o menor medida, todos estamos familiarizados con el formato RGB (siglas de Red, Green, Blue). Esas tres letras aparecen en el menú de ajustes de nuestros televisores y smartphones, en nuestras cámaras de fotos digitales y en programas de edición de imágenes. Es el formato estándar con el que se trabajan mayoritariamente las imágenes hoy en día y, a pesar de que es el más extendido, no es capaz de representar tantos colores como el ojo humano es capaz de diferenciar. Esto supone un problema si lo que quieres es ofrecer el máximo realismo posible en tu videojuego, y es lo que le pasaba al equipo de Polyphony Digital con su Gran Turismo. Y es que hasta ahora, por mucho que se esforzaran, la tecnología existente no permitía reflejar los colores en el videojuego de la misma forma que los vemos en la realidad.
Según el productor de Gran Turismo, Kazunori Yamauchi, más del 10% de los coches de la saga han estado en el pasado con un rango de colores que el RGB de los televisores no era capaz de representar. Esta situación cambiará en 2017 y la solución la tiene otra tecnología de tres