La Environmental Protection Agency (EPA) es el organismo encargado de velar por el cumplimiento de la normativa de emisiones contaminantes y consumos de combustibles que hay en los Estados Unidos. Éste ente trabaja para cuidar el medio ambiente de los peligros a los que se ve sometido por parte de las industrias, los coches y el mal trato de las personas. El problema que tiene este organismo es que su dirección depende directamente del presidente de los Estados Unidos y ahora, con la llegada de Donald Trump al poder puede que pase de proteger el medio ambiente a proteger los intereses de las industrias.
Todos sabemos que Trump es un hombre de negocios que se ha forjado a sí mismo “haciendo lo que le ha venido en gana cuando le ha venido en gana”. Una persona que sea así no hace ascos al dinero aunque para lograrlo tenga que contaminar y acabar con el medio ambiente. Como él, por desgracia, todavía hay quien piensa y actua y por tanto están más interesados en cubrir otra serie de satisfacciones que la de cuidar el medio ambiente.
Pues bien, el bueno de Donald Trump ha decidido poner al frente de la EPA a una persona que no cree en el medio ambiente ni en su cuidado para evitar su destrucción. Scott Pruitt traería a la EPA un cambio radical en su comportamiento para frenar el cambio climático. Si hace poco el organismo avisaba de que prefería mantener la normativa de emisiones tal y como la había planteado el ejecutivo de Obama, ahora parece que se retrasará su entrada en vigor o incluso podría verse suspendida.
Según este señor (más otros afines a él) los gases de efecto invernadero no representan un peligro para la salud pública. Estas declaraciones se derivan de un intento fallido para