Los coches autónomos se prefiguran como el futuro del sector del automóvil y por tanto tendremos que adaptarnos a ellos queramos o no. Sin embargo su llegada puede ser más beneficiosa para las empresas de lo que inicialmente habían pensado puesto que les ayudará a que su factura anual en transporte se vea reducida de forma sensible. A nivel anual las empresas aglutinan una parte importante de las ventas que registran las marcas de coches y por tanto se vuelven un actor muy importante.
Si tenemos en cuenta que las empresas al cabo del año adquieren un número elevado de coches y que estos sufren accidentes, golpes y gastan en combustible una parte del presupuesto de la empresa los coches autónomos pueden ayudar a que esta factura sea más baja. La razón es que su tecnología impedirá (habrá que ver en qué grado) que sufran accidentes y además permitirá ahorrar en combustible siempre que circulen por el itinerario que resulte más ecológico en cuanto a gasto.
Según un estudio del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO) las empresas y empleados ven con buenos ojos invertir en coches con tecnología autónoma. De esta forma la inversión realizada por la empresa es considerada como más rentable al ayudar a que la siniestralidad de los coches y trabajadores se vea disminuida y los costes de mantenimiento de la flota de vehículos de la empresa será mucho menor que con vehículos tradicionales.
Este estudio evidencia que aunque la conducción autónoma aún no está perfilada al cien por cien cuando esto sea así las empresas estarán dispuestas a asumir un mayor coste de adquisición para reducir posteriormente los gastos. Los resultados obtenidos son de empresas de flotas de doce países diferentes (entre los que está España) pero son muy similares en cuanto a los motivos dados por las empresas