El Renault ZOE estrena un importante cambio de cara a la próxima temporada. El modelo punta de lanza de los vehículos eléctricos en la casa del rombo se mete de lleno en la carrera de la autonomía casi duplicando los 22 kWh anteriores hasta unos generosos 41 kWh con los que llegar mucho más lejos con las mismas emisiones: cero.
Exteriormente no hay mejoras más allá del color de la carrocería, nuevos acabados y unas llantas, porque la importancia de esta evolución se encuentra en su capacidad para recorrer más kilómetros sin enchufarse. Teóricamente hasta 400 km, pero en la práctica hemos comprobado que aunque no llega a tanto, sí que ha dado un gran paso al frente.
Parece el mismo ZOE, pero no lo es
Aunque en las entrañas de este segmento B eléctrico se esconde un paquete de baterías de generosas dimensiones, el espacio en el interior no se resiente demasiado. Cuatro ocupantes pueden viajar sin apreturas de ningún tipo dentro del ZOE. Tenemos una distancia transversal de casi 1,4 metros tanto delante (1.384 mm) como detrás (1.390 mm), y la altura es suficiente con un mínimo de 826 mm para la banqueta trasera y 904 mm en la delantera.
El espacio es correcto pues no deja de ser un utilitario. Sí que se nota una altura de la carrocería algo pronunciada para compensar el espacio ocupado en el suelo por las baterías, igual que el ir sentado algo más alto de lo que sería habitual en este tipo de coches, aunque no llegas a tener la sensación de ir en un mini-SUV.
Colocados tras el volante del Renault ZOE empezamos a toquetear todo lo que podemos. Lo primero es configurar el GPS para que nos lleve a nuestro destino bordeando la costa del Atlántico y lo hacemos a través de una