Para que los coches autónomos sean tan fiables, e incluso más, que un humano, necesariamente deberán haber sido programados para contar con una alta capacidad de anticipación. La intuición, el sentido común, y la acumulación de experiencias en un conductor que hacen que este ya tenga colocado el pie sobre el pedal del freno cuando ve un balón cruzar la carretera, o que incluso mantenga vigilados a los coches que le preceden, y no únicamente al que se sitúa inmediatamente delante de él. Y he aquí uno de los vídeos más sorprendentes que hemos visto hasta ahora de cómo un Tesla Model S evitaba un accidente, no ya gracias a su sistema de conducción autónoma, sino a su sistema de frenada de emergencia automática. Un dispositivo en esencia similar al que ya equipan – de serie u opcionalmente – la mayoría de los turismos del mercado. Pero la pregunta del millón sigue siendo la siguiente, ¿cómo predijo el accidente y lo evitó este Tesla Model S?
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Lo delicado de la situación, ya no solo para la tecnología, sino también para el conductor, está en que la información más importante para evitar el accidente no es a priori clara, ni accesible, ni para los radares del coche, ni para los ojos del conductor. Tras el Opel Corsa que precede a este Tesla Model S se ha detenido un vehículo.
El problema está en que el Opel Corsa no se percata a tiempo de la situación, no es capaz de frenar a tiempo, ni de esquivar al coche que se ha detenido en el carril izquierdo, y se ve involucrado en una colisión por alcance que por desgracia es muy típica en los accesos de las grandes ciudades y en