Resulta realmente apasionante cómo los fabricantes de automóviles, como Ford, se han erigido en adalides de la movilidad sostenible, la eficiencia energética y la lucha contra la contaminación. A fin de cuentas de ellos depende resolver muchos de los problemas que estamos sufriendo en las grandes ciudades, como el de la contaminación, que en episodios de emergencia ha supuesto que una ciudad como Madrid se enfrente a una medida insólita e inédita en nuestro país, la restricción de la circulación por paridad de matrícula. Pero no menos sorprendente es el hecho de que, lejos de vislumbrar una ciudad del futuro más sostenible y, por decirlo de alguna forma, ecológica, Ford esté planificando también el lanzamiento de dos todoterreno que probablemente casi nadie necesite ni vaya a utilizar para lo que fueron destinados, para salir fuera del asfalto, el Ford Bronco y el Ford Ranger.
Ford anunció dos esperados lanzamientos para 2019 y 2020, respectivamente, un nuevo Ranger y un nuevo Bronco que no encajan demasiado en la visión de un la ciudad sostenible del mañana
Ford presentaba en Detroit su visión de la ciudad del futuro, en la que habrá amplias zonas ajardinadas, inmensas aceras para pasear, sistemas de transporte público avanzados como líneas de transporte subterráneo y en superficie entre el Metro y los tubos de Futurama, menos aparcamientos, porque habrá menos coches, y una flota de vehículos autónomos que dominará las carreteras. Ford también piensa en bicicletas y coches compartidos, y de aparcamientos en los que los eléctricos podrán recargar sus baterías sin cables.
Pero mientras tanto nos presenta sus planes para los próximos cuatro años, entre los cuales habrá un buen pick-up como el Ford Ranger en 2019 y en nuevo Ford Bronco en 2020. ¿Es ese el futuro que necesitan nuestras ciudades?
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