El Ford Mustang, el pony car por excelencia, el deportivo americano más icónico de todos los tiempos, acaba de renovarse. El Ford Mustang 2018 llega con un lavado de cara que actualiza su imagen y aumenta su dotación tecnológica de manera exponencial. También hay cambios en mecánicas y equipamiento, como la supresión del motor 3.7 V6 Ti-VCT de acceso en el mercado estadounidense. Te contamos cómo ha cambiado el Ford Mustang, y si logra seguir siendo igual de atractivo. ¿Debería tener miedo el Chevrolet Camaro?
1) ¿Más agresivo? Clara evolución estética, en frontal y zaga
También estrena nuevos colores, como el Orange Fury, en el que el Mustang que acompaña a este texto está pintado.
El mayor cambio de este lavado de cara se centra en el diseño del Ford Mustang. El frontal recibe la mayor parte de cambios, con unas ópticas en las que se ha introducido un pequeño quiebro. La calandra cambia sus proporciones ligeramente, y el paragolpes reordena sus aberturas inferiores. Pienso que su aspecto es algo más “tristón” y menos agresivo que el modelo saliente, pero desde algunos ángulos la evolución parece positiva. Es uno de los puntos más conflictivos de este lavado de cara, que a buen seguro polarizará a los fans.
Ver la galería completa en Diariomotor
Todo el conjunto frontal es ligeramente más bajo, más cercano al suelo. La zaga también ha cambiado, aunque lo hace de forma mucho más sutil. Sin ir más lejos, los icónicos pilotos traseros, que cambian sus tres barras verticales por tres barras ligeramente curvadas. Parecen tres paréntesis, pero no desmerecen al conjunto en absoluto. Hilando fino también es posible ver ligeros cambios en el paragolpes, y se estrena un spoiler opcional, que se puede ver especificado en el Mustang que acompaña este texto.
2) Adiós al V6, hola a una nueva caja