El final de 2016 ha estado marcado por los episodios de contaminación vividos en Madrid y por las polémicas medidas tomadas para intentar solucionarlo. Estos sucesos han servido a muchos españoles para tomar conciencia de un problema, problemón de hecho, que nos afecta a todos y que muy lamentablemente se está atacando de una forma tan absurda como poco inteligente, y es que estamos muy lejos de haber encontrado un remedio a este problema de salud pública que se llama contaminación.
Para este año se estima que la edad media del parque automovilístico español alcance los 12 años, y eso sí que es un problema
A grandes rasgos el primer gran problema de las medidas aplicadas en Madrid es que se vuelve a centrar el foco única y exclusivamente sobre el transporte privado y su impacto en conjunto, sometiéndolo y haciendo recaer sobre su uso toda la responsabilidad de reducir las emisiones de NOx que parece que son las únicas que importan. Este hecho nos muestra una falta de miras bastante grave y es que la restricción sin más apoyo se puede resumir como una transformación del problema y no una solución.
Las emisiones NOx y partículas (siempre olvidadas) son un grave problema de salud pública, especialmente aquellas emitidas por anticuados e ineficientes motores diésel que sobreviven en nuestras carreteras. En un parque móvil, el español, con una edad media actual de más de 10 años y gran presencia de motores movidos por gasóleo, el implementar una restricción que solo reduzca a la mitad la circulación puede parecer una solución, pero si analizamos esos dos factores característicos sobre el coche medio español, veremos que sigue existiendo una fuerte presencia de coches muy contaminantes. Es por ello por lo que la idea de usar la restricción por matrículas es absurda, pues a pesar