Son malos tiempos para el sedán y los familiares derivados de estos, y en general para todo aquello que no sea un SUV, o tenga aspecto de SUV. Y es por eso que basta volvernos a poner a los mandos de un vehículo familiar, como el Kia que trataremos en esta prueba del Kia Optima Sportswagon, para reconciliarnos con un segmento olvidado que aún tiene mucho que aportar a cualquiera que esté decidiendo la compra de un coche cómodo, pero sobre todo espacioso. En un terreno dominado por un grupo selecto de productos y marcas generalistas, pero sobre todo las premium alemanas, la versión familiar del Kia Optima afronta el reto sin complejos, y ofreciendo una propuesta sólida y muy competitiva en cuanto a su relación entre calidad, equipamiento y precio. Su competencia más feroz la encontraremos en las versiones familiares del Volkswagen Passat, el Opel Insignia o el Renault Talismán.
KIA Optima Sportwagon 2016: así es el Optima familiar, el rival coreano del Volkswagen Passat Variant
A pesar de todo, desde Kia son optimistas. Actualmente el Kia Optima representa una fracción mínima de las ventas totales de Kia en España, de las cuales uno de cada dos coches son un SUV. España no es país para familiares, o al menos no lo era, aunque recientemente hemos visto casos de éxito notables como el de la versión familiar del León, el SEAT León ST. El Kia Optima sigue posicionándose un peldaño por encima, el del familiar derivado de un sedán, próximo a los 5 metros de longitud (exactamente 4,855 metros). Aún así, Kia confía en el hecho de que en esta categoría los familiares supongan dos tercios de las ventas totales, dejando el tercio restante al sedán de tres cuerpos.
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