La conducción autónoma se ha vuelto un negocio para los Estados Unidos. Ser el primer país del mundo en abrirla a todas las marcas les ha reportado dinero en forma de licencias y publicidad tecnológica. Sin embargo con la llegada de Donald Trump al sillón del despacho oval, las cosas en el país del Tío Sam van a cambiar mucho más de lo que nos podíamos imaginar.
Según ha declarado, Elaine Chao, la Secretaria de Transporte de los Estados Unidos, su equipo de trabajo está revisando meticulosamente la legislación en cuanto a vehículos autónomos. Como sabemos, esta ley llegó cuando Barack Obama estaba en el poder, y como están haciendo con todo su legado, la van a revisar para comprobar si es correcta o no.
Actualmente esta legislación funciona de la siguiente forma. Las marcas de coches envían los detalles del funcionamiento de sus coches autónomos a una evaluación de seguridad. Ésta es llevada a cabo por las personas designadas por cada estado y debe incluir 15 puntos que describan el funcionamiento de cada parte del sistema.
Por parte de los fabricantes ha habido quejas en cuanto a la posibilidad de que sus avances tecnológicos puedan quedar a la luz pública. La razón es que deben entregar datos reales del funcionamiento de sus coches y como es lógico deben ser explicados en base a datos de índole secreto. Estas quejas parece que han llegado a oídos del nuevo presidente y como es amigo de favorecer a las empresas estaría dispuesto a escucharlas para modificarlas.
Según Chao, la “administración está evaluando esta guía y consultará con usted y otras partes interesadas mientras lo actualizamos y enmendamos para asegurarnos de que golpea a la derecha equilibrar”. Sin embargo de esto podría haber dos situaciones. La primera que el gobierno sea firme con las empresas y no