El comprador europeo quiere SUV. Los quiere grandes, compactos, pequeños y muy pequeños. Busca crossovers de aspecto más deportivo o mejor preparados para salir del asfalto, baratos o equipados hasta las trancas. En ocasiones incluso basta con que parezca un SUV, aunque sea un turismo normal y corriente con la carrocería más alta y unos plásticos en las defensas, las aletas y los pasos de rueda. Y pocos fabricantes tienen tanta experiencia como Land Rover – y su emblema Range Rover – en la creación de vehículos SUV y todoterreno. Y avalados por el éxito del Range Rover Evoque y el Range Rover Sport han decidido apuntarse al juego de las muñecas rusas, decidiendo que entre Range Rover Evoque y Range Rover Sport aún había sitio para un producto más, el Range Rover Velar. ¿Y cómo ha crecido la gama Range Rover hasta la introducción de este, su cuarto modelo, el Range Rover Velar?
Land Rover nació como un fabricante de vehículos todoterreno con un enfoque muy agrícola, que evolucionó hasta el Range Rover de 1970 y su propuesta distinguida y hasta lujosa, y al enfoque del todocamino de carretera que encontramos actualmente en su Evoque
El Range Rover original nacía en 1970, para convertirse en el verdadero buque insignia de Land Rover, una marca especializada en vehículos todoterreno que llevaba dando guerra – y nunca mejor dicho, a tenor de su origen marcial y su nacimiento en plena Segunda Guerra Mundial – desde que fue concebida por la Rover Company a finales de los años cuarenta. Land Rover nació con la visión de crear productos todoterreno con el foco puesto en el ámbito profesional y sobre todo en el entorno rural y el ámbito agrícola.
Hasta que Land Rover consiguió llevar a cabo uno de esos proyectos que había permanecido en