2016 ha sido un gran año para la DGT, al menos si la métrica de éxito empleada es la recaudación de los radares. Estos 164,2 millones de euros han sido recaudados por radares tanto fijos como móviles, y corresponden exclusivamente a denuncias por exceso de velocidad. Este dato de 164,2 millones supone un incremento del 29% con respecto al mismo dato del año pasado. De hecho, la recaudación por radares se había mantenido más o menos estable desde el año 2012, oscilando entre los 120 y los 130 millones anuales. Este incremento en la recaudación por radares es achacado por la DGT a un aumento en el tráfico rodado, entre otros factores.
En 2016 se han impuesto la friolera 4.369.603 multas por exceso de velocidad.
La realidad es que la recaudación por multas por exceso de velocidad es sencilla y escalable: más controles de velocidad es igual a mayor recaudación. No estoy difamando, es una mera cuestión de lógica. Hace apenas dos años la DGT traslaba sus radares móviles – o una gran parte de ellos – a las carreteras secundarias, donde se concentra la mortalidad en carretera. Eso explicaría en parte el incremento en la recaudación. Lo cierto es que desplazar los radares a las carreteras secundarias sólo habría paliado en parte la mortalidad: en 2016 aumentaron por primera vez desde el año 2003 los muertos en carretera.
El aumento de los desplazamientos – en correlación directa con la actividad económica – ha sido del 5% en 2016 con respecto a 2015, registrándose 392 millones de desplazamientos rodados. La DGT también achaca al envejecimiento del parque móvil el aumento de la mortalidad. Recordemos que se han perdido 1.155 vidas en la carretera en 2016, frente a 1.131 en 2015. También se obvia el alarmante descenso de la inversión en mantenimiento de