Cada vez hay más defensores, pero también más detractores, de los famosos “modos drift”. Estos días era Audi quien mencionaba que no tienen ningún sentido. Pero la realidad es que emplear un modo que facilite el derrapaje no es una cuestión de amor u odio, sino de adecuarse a la filosofía del deportivo. Y esa es la razón por la que, mientras el Ford Focus RS apostaba por un modo Drift – como si fuera una seña de identidad del producto – el Ford GT se distinguirá por ofrecer, entre sus cinco estilos de conducción, dos modos tan interesantes como necesarios: el modo Track y el modo V-Max. Y es que la filosofía del Ford GT es bien diferente a la de la versión más deportiva del compacto de Ford, el Ford Focus RS.
Los modos de conducción son imprescindibles, en todo buen deportivo, para hacer que sea rápido en circuito y cómodo y seguro en carretera
Los modos de conducción en un superdeportivo no son baladí, no son un juego, ni una insignificancia. Son una necesidad, especialmente en aquel punto en el que un fabricante quiere crear el deportivo más rápido posible en circuito, el más rápido en velocidad punta en una línea recta, y a su vez permitir que sea cómodo y seguro en carreteras públicas. El Ford GT quiere ser un deportivo para el día a día, pero sobre todo un deportivo altamente eficaz en circuito cerrado. No es una exageración si decimos que el Ford GT es muy probablemente uno de los deportivos de calle más próximos a un deportivo de carreras que tu dinero pueda pagar. El propio Ford GT no nació como un deportivo de calle, sino como un deportivo de carreras que contará con su correspondiente versión de calle.
Ford nos cuenta que, desde una suerte