Los directivos del Grupo Volkswagen pueden estar (por lo que llevamos de año) satisfechos. Las ventas de sus marcas a nivel mundial lo siguen situando como constructor más vendido en el mundo y esto es algo con lo que llevaban mucho tiempo deseando. Sin embargo, los movimientos que se producen en el sector del automóvil son muy rápidos y donde una marca hoy es independiente, mañana puede formar parte de un gran grupo y chafarle la fiesta a más de un competidor.
Esto es lo que ha ocurrido con Opel y su adquisición por parte del grupo francés PSA. Hasta ahora, el grupo galo era el tercer constructor de Europa, pero con la incorporación de la firma del rayo a su estructura se convierten de golpe y porrazo en el segundo. Cuando esté Opel plenamente integrada dentro de PSA su volumen anual estará sobre los cinco millones de coches y eso hace que las marcas del Grupo Volkswagen vean peligrar su reinado europeo.
Vista la situación, el brillante Sergio Marchionne ya adelantó en el Salón del Automóvil de Ginebra, que no vería con malos ojos una posible alianza con el consorcio alemán. Fiat Chrysler Automóbiles (FCA) lleva años buscando socios con los que compartir costes de desarrollo y qué mejor partner que el mayor constructor de coches del mundo. Tal como se produjeron las palabras del directivo canadiense, los responsables de Volkswagen se apresuraron a decir que no había intenciones para ello.
Sin embargo, algo han tenido que cambiar las cosas en el seno del conglomerado alemán que, parece que se lo han pensado algo mejor. Al parecer Matthias Müller, CEO del Grupo Volkswagen, ha declarado en una rueda de prensa con motivo de la presentación de las cuentas de su grupo, que no descartaría una posible alianza con el grupo italo americano. No